El Mimo
Él es un Mimo, siempre calza zapatos de charol, tan desgastados que dan cuenta de lo mucho que ha andado. Viste un pantalón negro, siempre el mismo, muy ajustado desde el tobillo hasta la cadera, son así para darle el sostén necesario en cada paso. Usa una remera manga larga que alterna rayas horizontales negras y blancas, realmente ya son amarillas y grises, que buscan representar un horizonte más atractivo que el que lo rodea a diario; remata el atuendo con un sombrero redondeado en la parte superior y de ala corta que ata en su base con una cinta de seda negra y lo decora con una flor color carmesí, falsa evidentemente, Pero ¿qué sería de él sin un poco de esperanza representada en ese único color? Por último, se le ve la cara siempre tan blanca como la niebla, una lágrima de color ébano un poco por debajo del ojo izquierdo, y en los labios, con la misma tétrica tintura, una sonrisa exagerada, porque como buen Mimo nunca está ni triste ni feliz, sino que es u...